La obra de Daniel Cuervo es un reto de veracidad superado con miles de pinceladas que desaparecen en la
superficie pictórica. Sus “escenas urbanas”, si bien representan un instante, no revelan lo que tal vez pudiéramos
llegar a percibir mediante una mirada puntual, sino lo que sólo podríamos llegar a conocer después de un
largo periodo de contemplación. La madurez artística alcanzada en los últimos años se plasma en una visión
paisajística que no es crítica ni nostálgica, sino el testimonio de una realidad que sublima, pero sin cambiarla
ni esconder el más mínimo detalle. No establece una jerarquía visual, sino el fidelísimo retrato, hecho con una
precisión sorprendente, que supera la capacidad de captar del ojo humano. Las construcciones arquitectónicas, mobiliario urbano, vehículos y viandantes le brindan verdaderas oportunidades. Que concibe como una serie de concisas formas geométricas que con frecuencia se relacionan de manera ligeramente sincopada. Unas
secuencias que reflejan los ritmos subyacentes en la vida contemporánea.