It seems I can go down forever transforma la realidad donde el cuerpo se libera de su pesada carga, protegido bajo el agua, en imágenes planas azul-verdosas en las que el cuerpo danza y parece volar —que no sumergirse—, y se intuye libre. Aunque siempre al borde del abismo, por debajo de la línea horizontal de la superfície, que divide simétricamente las imágenes en la tercera serie de It seems I can go down forever. Por encima de la línea de flotación —que se perfila de forma especialmente nítida— la fuerza de la gravedad se hace, o se "imagina" insoportable, inasumible. Pues con un sólo gesto —tan sólo abriendo la boca—, la pérdida se presiente definitiva.